suena la alarma del celular, esa que hasta hace apenas unas semanas ni sabías cómo programar. porque claro, jamás te interesó levantarte temprano, no demasiado. te despiertas, cinco minutos luchando contra las sábanas y de frente a la ducha, agua caliente y a veces se te escapan algunas lágrimas sin saber bien por qué. nunca te gustó levantarte temprano, ahora entiendes por qué.
te bañas, te vistes, tu traje esperando en una silla desde la noche anterior, como si aún fueras al colegio, como si aún viniera por ti la movilidad y tu única preocupación fuera conseguir ese pony que todos quieren.
regresas al presente, te arreglas, un poco de make up, desayunar a la volada, un yogurt non fat y nada más, agua, mucha agua y sigues con esas malditas ganas de llorar.
sales apurada, como siempre, el aire helado te golpea la cara, caminas, caminas, caminas, otro par de cuadras más, tomas el metro y piensas que en tu lista de prioridades, un auto va primero.
llegas a la oficina, te preparas un café, buscas algo de tomar y empiezas. miles de mails, cartas, reclamos, sugerencias. y si todos se quejan contigo, tú con quién lo harás? sonríe, no más, puede ser que alguien esté mirando.
corres, de aquí para allá, apurada, con una mueca/sonrisa en la cara, evaluando la situación, propones soluciones y siempre tienes la respuesta precisa, aún antes que alguien te la pida.
la pregunta ahora es, por qué, si crees tener las respuestas para el resto, aún tienes problemas buscando tu verdad.
nuevo trabajo, así de complicado.

soundtrack: heaven knows i´m misserable now ;) - the smiths