y cuando sabes que en unas horas te vas, que vuelves, que regresas pero SÓLO temporalmente, cuando sabes que hay un ticket de avión con tu nombre y número de pasaporte, cuando no puedes dormir, cuando te das cuenta que nunca aprendiste a hacer una maleta, cuando tomas ginger ale light y piensas que allá no hay, cuando tienes angustia y ansiedad porque no sabes qué vas a encontrar, cuando te sientes emocionada porque vas a ver a los que quieres ver, cuando te das cuenta que también verás a quienes no quieres, cuando sabes que esa misma tarde verás y olerás el mar, cuando sabes que en unas horas esa humedad pegajosa de lima te hará sentir fatal, cuando viajas, cuando corres, cuando respiras...
las dos semanas más intensas de tu vida.
LIMA
atardece fuera de mi ventana y el mundo se ve bastanta amigable- tanto que dan ganas de salir a caminar. ponerse un par de headphones y cantar y bailar.
adam duritz canta "the worst things come from inside here..." y yo sonrío, asiento y muevo labios y pies. Tras una semana agotadora, llena de trabajo, no me pienso complicar. todo va bien, lo sé.
viajo en el tiempo y aterrizo en el 2000. cuando cantaba y saltaba con esta canción. einstein on the beach. nunca las cosas tan fuera de control. nunca tan inconsciente. pero tampoco tan feliz como cuando escuchaba esta canción.
es un día de verano inusual. 7º, lluvia almost all day y viento helado que detiene mis penas.
fui al trabajo, salí temprano y hablé con mi psiquiatra. cambios, de nuevo, en la medicación y bla bla bla. aburrida, miraba por la vanta caer la lluvia y pensaba en volver a casa.
luego masaje bien relax, con una música hasta el perno, pero bueno. alejandro tiene buenas manos y si cree que me relajo con canto de pajaritos está muy equivocado. primera vez que me atiende y no tiene por qué saber mis gustos. sólo cállate y sigue masajeando.
ahora en la noche plan tranqui: guarecerme del frío, ver peli y dormir temprano. a ver si duermo. aunque sea algo. son las 20:18 y ya estoy en pijama y con medias con deditos.
no para de llover
estoy empapada
y no tengo donde
poner a secar
esta pena
que me humedece
el corazón
mamá nunca fue muy demostrativa. afectuosa un poco, pero la gracia es que no se note. al menos, esa parece su consigna. fría, distante, aún cuando con otros aparezca como una mujer encantadora. quizás, simplemente sea que hablamos lenguajes distintos, que vemos el mundo con ojos diferentes. no lo sé. y a estas alturas de mi vida, aún no estoy lista para preguntarme porque mi madre y yo no conectamos.
decía que ella es así, tal o cual, fría como ella sola, poco demostrativa o lo que fuere, pero ahora que estuve (estoy) enferma no atinó más que a sorprenderme. una carta, no muy larga, pero carta al fin y al cabo. el contenido no lo diré, pero sí diré que nunca deja de sorprenderme.
gracias por hacer el intento. creo.
a veces, sólo a veces, te faltan las palabras. a veces, sólo a veces, simplemente vas a su oficina y lo miras, sonríes y te vas. él ya sabe que eres así, que no estás en tu mejor día- semana-mes-año-lo que fuera- y te deja ir y mirar y sonreír. y luego, te vas. él ya sabe. entiende.
a veces, si estás de buen humor o con ganas de fingir, te sientas, o si no te apoyas en la puerta, y cuentas una, dos, tres tonteras, hablas de algo que escuchaste por ahí, o canciones o series de tv que alguno de los dos vio. a veces le cuentas de tu vida, del amor que te espera allá en lima o le preguntas por sus sueños, planes, o si tiene hambre. a veces, simplemente hablan del trabajo y otras son dos personas que no tienen mucho de qué hablar. pero ahí están.
a veces te trata demasiado bien y entiende tus altibajos y se preocupa de no herirte. o te felicita por tus (mínimos) logros para hacerte sentir mejor. como para reforzar una autoestima que no existe ni sabes dónde se perdió. a veces, como hoy, eso te molesta demasiado, porque te obliga a intentar controlar tu mal humor y tus cambios de ánimo. de bajón. a veces, como hoy, piensas que sería tanto más fácil odiar tu trabajo y dejarlo si tus compañeros no fueran tan amorosos y amables contigo. porque tú lo sabes, ellos ven que ya no eres tan eficiente como antes, tienen que ver que unos días ríes y juegas y otros no. entonces, tratan de hacerte sonreír, se preocupan por ti, saben que algo anda mal e intentan sacarte de esa maraña de pensamientos.
todos son de lo mejor y eso te hace sentir peor. porque tú no. porque todo esto te obliga a pretender estar mejor de lo que estás, even when the only thing you want to do, is cry.
anyway, this post is just to thank that guy.
era el evento de la semana y tenías que ir. obvio. te llegó una invitación para dos al cocktail de la productora de moda, con la comida de ese restobar que te gusta tanto. comida étnica, fusión, música electrónica, fotografías, videos, chicas regias y demasiados chicos guapos. todos sub 35, claro.
te encontraste con medio mundo, y a la otra mitad te la fueron presentando. sonreír aquí, sonreír allá, un par de miradas y poner cara de intelectual. fingir que te lo estás pasando bien, mientras piensas que hay demasiada gente y se acaba el sushi. escuchas atentamente, o por lo menos pretendes hacerlo, pones cara de sopesar teorías acerca de la nueva narrativa latinoamericana y piensas que el tipo ese que se las quiere dar de fotógrafo es más que un posero y que tiene menos que un maní por cerebro. patético.
sonríes, hipocritamente felicitas a los organizadores y prometes que harán algo juntos un día de estos. por dentro, piensas, primero muerta.
pero bueno, es día de public relations y pones tu cara perfecta. calibras excusas para virar, musitas un par de palabras en inglés, y te marchas a casa. demasiado cansada como para coger el teléfono y decir lo que quieres decir. lo que deberías. demasiado cansada como para hacer algo que no sea esto.
estoy en lima. el viaje fue algo convulsionado. de hecho, mi partida también lo fue. el avión se retrasó, horas de espera en un aeropuerto lleno de gringos apestosos que juegan cartas y toman cerveza esperando que pase el tiempo. y yo ahí, en medio de ellos, muerta de sueño, un peppermint mocha frappucino, sin crema, con demasiadas ganas de llorar. un libro acompañando la espera, para disimular que leo si es que alguien se acerca más de lo que puedo tolerar.
esto fue ayer. o esa hora límite entre la noche y la madrugada. luego buscar al taxista que me espera, ya que nadie me fue a recoger. veo mi nombre en una pizarra, para variar, el apellido mal escrito y tratar de evitar que se caigan las maletas, siempre sin éxito. dos maletas y un bolso de mano por seis días? definitivamente, este es un viaje extraño. esos que no tienen fecha de regreso. o quizás sí, pero hoy no quieres pensar en eso. aún no estás lista para asumir qué pasará. no es momento.
estás en el carro, ves la ciudad pasar y reconoces anécdotas en las esquinas. calles enteras llenas de recuerdos, calles con nombre y apellido, un rostro asociado, ganas, anécodotas y algo muy parecido a la nostalgia. te preguntas qué fue de esas personas. la mayoría también viajaron, están en otro lugar. londres, madrid, valencia, NYC, boston, canada.
y tú? dónde estás? ni aquí ni allá.
estar en lima es como ese trayecto en taxi del aeropuerto a tu casa. ves calles que te desagradan, suciedad, pobreza material y moral, mientras el taxista escucha una "radio para secretarias" con canciones que dan ganas de vomitar. however, cantas igual.
a veces, resulta confortable la seguridad de conocer esas letras, cantar canciones qe desprecias pero que sabes que las canta alguien más. alguien que también forma parte de tus memorias. lima es para ti, la seguridad de saber que aunque no te gusta, sabes dónde estás.
nunca fui una hermana modelo. nunca fui la mejor. lejos el peor ejemplo de todos. tres hermanas demasiado chicas, que miran sin comprender por qué me marcho dando un portazo y no me ven en los próximos dos o tres días. tres hermanas que hacen malabres y falsean la voz, que llaman a una clínica preguntando por miss d, fingiendo una madurez, una edad, que no tenían ni les correspondía tener.
y yo ahí, ni enterada, dopada. luego, la rabia. miedo, fragilidad. lo que fuera, excepto una hermana mayor como las demás. nunca la sis que aconseja, esa figura a la que admirar. au contraire, esa hermana medio loca y excéntrica a la que hay que cuidar.
los años pasan, anécdotas van, anécdotas vienen, el respeto se gana poco a poco y cierto cariño también. el tiempo pone su cuota, la distancia también. para ser sincera, mi madurez también. ocho, diez años, no son tanto tiempo, si se miran bien. el viaje da para largo.
y ahora, ellas me miran distinto.
sis #1 llegó ayer. visita anunciada, pero que cae de improviso. una nunca se espera algo así. compañerismo, confianza y algo que no sé muy bien qué es. que nunca tuvimos, y el cambio se nota, se siente. buena onda que se palpa y corta ese aire helado que me ahoga en las mañanas.
hoy volví al trabajo luego de casi una semana de licencia. sí, estuve enferma. todos me esperaban, con regalos y sonrisas. con el trabajo pendiente en dos rumas de papel y ganas de saber qué pasó, por qué.
hoy, también, sis #1 fue a mi oficina a verme trabajar. algo parecido al orgullo asomó a sus ojos. y es que resulta curioso cómo su big sis, the shy one, se hizo querer en tan poco tiempo.
ella me mira con orgullo, y curiosamente, le devuelvo la mirada, esa misma que cada mañana me mira al espejo.
últimamente, se me dio por coleccionar cuadernos. croqueras, libretas, agendas, todo lo que tenga que ver con papel. y los tengo ahí, perdidos, olvidados, apolillados, acumulando polvo y comiendo derrota. esto por temor a mis pensamientos, pero sobre todo, a no entender mi letra. a darme cuenta que tanto tiempo sin coger lápiz y papel hace que mis dedos tecleen a una velocidad no tan lenta, pero que a la hora de coger lápiz y papel me tiemblen los dedos, la mano, la cuenta. seré sincera, si tengo miedo es a ver hojas en blanco, llenas de letra imperfecta, ideas sueltas. prefiero la promesa, la posibilidad, el pensar que no pasó pero podría pasar.
hace mucho alguien usó una frase que no olvido, que no logré sacarme de la cabeza. un blog de tinta puerca. un cuaderno rojo, azul, amarillo y libretas por doquier. recuerdos e ideas sueltas. my very own blog de tinta puerca.
hoy tomé uno de esos cuadernos que tengo en el segundo cajón de mi escritorio, lo abrí, lo olí y jugué con él. treinta minutos después, llené con caligrafía irregular, demasiado roja, lo siguiente: "no es triste la lluvia, son los paraguas abiertos". y no, aclaro, eso no lo escribí yo. demasiado bueno para que yo lo hubiera hecho. esa frase me llegó en forma de mail, de una amiga hablando acerca del amigo de un amigo. algo del esbozo de su nueva novela. algo así, la verdad que no entendí muy bien.
sólo sé que esa frase marcó mi día, mi lluvia, mis ideas sueltas. y cuando se largó a llover, miré el paraguas que tenía a mano y no lo usé. me mojé. y no, no me morí, pero sí me enfermé. me siento al borde del resfrío. dolor de garganta por causa de la nostalgia.
curiosamente, hoy soy más fuerte que ayer. no necesito cubrirme.
me siento bien.
invulnerable.
pd: b, revisa tu mail, te dejé un abrazo y unas cuantas letras.
sabes que es tonto, que no deberías emocionarte, que es sólo una foto más. no es la primera vez, definitivamente tampoco será la última, entonces qué es?
pretty easy, te hacen una nota en la revista de la empresa, algo cortito, una breve descripción del área a tu cargo, lo básico acerca de ti, tu vida en cinco frases y una foto que ni siquiera se asemeja a lo que te gustaría ser.
decía que no deberías, pero te emociona igual. menos de tres meses en el puesto y cada día te acercas más. a donde perteneces, a donde deberías estar.
era una disco como las que solías frecuentar en tu otra ciudad. al menos, eso pensabas. ponían la música que te gusta bailar, y eso, de por sí, es más que un milagro.
así fue como te animaste a ir. a un lugar alejado del resto del mundo civilizado, en pleno centro, tan downtown que ninguno de tus amigos se animaría a ir. porque claro, no es como los lugares de moda, esos que tú y tus amigos frecuentan, donde vas a ver y que te vean, donde te entregan un carnet que dice socio vip.
cosa curiosa, te gusta tanto esa música que ni asco te dio estar rodeada de esos pendejos poseros, que usan lentes oscuros y hartos productos para tener el pelo tieso. todos vestidos de negro, creyéndose darks o indies por eso. no te gusta salir a bailar con disfraz. au contraire, my dear friend, prefieres quitártelo cuando de expresarte se trata. no como esa niña, con falda tableada, corbata y blusa de colegio. bien a lo go go pero sin cadenas de hierro y sin beatrixx kiddo para enfrentar. patético.
y no, no te importa, eso nunca te importó, porque el track list bien vale la pena. te animaste, viraste y fuiste y bailaste y cantaste y te desahogaste. en dos palabras: fuiste feliz.
como antes. como al principio.
miras a través de tu ventana. atardece. el sol colorea naranja la escasa nieve que queda a estas alturas del año. pronto todo volverá a comenzar, y la cordillera se vestirá de nieve por otra temporada más. por ahora, poca y a esta hora, de color naranja. muere la tarde. muere el fin de semana. y con suerte, muere algo más.
hoy ya no tienes pena. todo pasa para bien, y esto es una prueba de eso. miras la nieve, atardece allá afuera y tú escondida, dentro.
tienes ganas de salir. caminar. ya no quieres esconderte más. atardece, algo se muere y curiosamente, ya no eres tú.
estás contenta. nieve naranja y te sientes renacer.
cosa curiosa. mi ciclo vital va acorde al calendario. cambia el clima, cambia mi vida, cambio yo. así de sencillo, de evidente, de hojas secas y colores rojos.
el otoño es mi estación preferida del año. donde reina la nostalgia.
hoy, todo cambia, nueva vida, nuevo trabajo, un país distinto pero que a la vez sigue siendo el mismo. SCL. lo que tiene que ser. lo que siempre se supo. aún antes de ser consciente de ello.
me estoy acostumbrando. y no sé si eso sea bueno o malo. pero es. así que mejor, seis meses depués, termino de deshacer la maleta que guardo bajo la cama. junto con mis miedos y mis afectos.
estoy aquí y vine para quedarme.
al menos, hasta el próximo otoño.
ya veremos.
tengo ganas de enamorarme de nuevo, tengo ganas que me dejen, tengo ganas de querer morir, y todo simplemente para escuchar este disco y saber que lloro con motivo y no de puro weona que soy...
y sí, ya no me avergüenza decirlo: la culpa de que hoy tenga ganas de salir a correr bajo la lluvia es del gran moz.
quiero llorar
de emoción
felicidad
morrissey me canta despacito al oído y pienso que after all, there´s still hope. sort of. the ringleader of the tormentors. asumo que no es necesario decir más.
y sí, lo escuché antes que el resto, y se siente rico poder decirlo.
lero lero!
regreso luego. voy a disfrutar mi felicidad.
lejos, el mejor regalo de la semana.
hoy amanecí sintiéndome más capote que nunca.
ayer fue uno de esos días complicados. donde tienes que hacer de todo y rápido y bien. como siempre, creo, pero con demasiados ojos puestos en mi desempeño, siempre juzgándolo todo, viendo que, efectivamente, puedo ser la mejor. porque no nos engañemos, en mi tema al menos, lo soy.
ayer me fue bien, creo. o mejor dicho, estoy segura. es curioso como con un poco de decisión, me los puedo meter al bolsillo tan fácilmente, casi sin ningún esfuerzo. sólo basta sonreír, decir un par de sí y hablar una, dos, tres tonteras. la gente siempre asiente.
ayer lo logré. ahora sólo falta ver si lo que conseguí es lo que realmente quiero.
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mi grado de frustración es siempre ambiguo
y las cosas que más me gustan siempre me hacen llorar
mi infancia ha sido tan larga que nunca acaba de terminar
y sigo sin encontrar algo que me divierta de verdad
.
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(grandes, Los Piratas)
a mis veintipocos empiezo a asumir que hay algo mejor que esto. que es necesario vivir cada día como si fuera el último. y no, no persigo madurez, sino plenitud. quiero vivir a concho, saber que mañana me miraré con respeto frente al espejo.
acabo de hablar con alguien que me hizo entender que la vida es como la quieras ver. la vida es como te la tomas. pienso en una coca cola. heladita.
girls just wanna have fun? yep, y pisco sours. con pisco peruano, eso sí.
hoy, noche de chicas. barrio el golf. destino (in)cierto.
no pararé hasta perderme. y encontrarme de nuevo.
Dos chicas sentadas en un sofacito, barriga llena corazón contento, hablando huevadas, dejando que el café y ciertas hierbas hagan efecto (yo no, yo nunca) lanzando preguntas al azar y en eso, bum! suelta la bomba -y tú, cómo te diste cuenta que estabas enamorada, ah? y yo no la pienso, -gracias a un hippo morado, digo, y ella -qué? y yo -sí, plastilina. Y me río y de pronto suena Café Tacuba y siento que por primera vez en mucho tiempo, reviví el sentimiento del principio y sí, soy feliz.