24 horas sin dormir, no café, no coke light y demasiado miedo pensando en qué será. así resumiría mi experiencia de hoy con el doctor. un EEG con privación de sueño, electrodos fijados a mi cabeza con una pasta asquerosa, el peinado arruinado y yo pensando en cómo, cuándo, por qué. y ahora qué?
no lo sé, no sé nada. tengo miedo, estoy asustada. diagnóstico a, me asusta. diagnóstico b, me asusta más.
entonces? nada, a esperar. no más. al menos hasta el miércoles, cuando le lleve los informes y reportes al doctor; y en una sesión de 45 minutos, en una sala poco ventilada, decidamos qué será de mi futuro.
electroenfalograma... y yo sigo pensando si podrá hacer uno del alma. just to check if i´m still alive, you know.
ahora, si me disculpan, llevo más de 32 horas sin dormir, y necesito algo de descanso. me voy a la cama, nos vamos a la cama, mi almohadita de princesa y yo. dulces sueños. he dicho.
a veces, sólo a veces, te faltan las palabras. a veces, sólo a veces, simplemente vas a su oficina y lo miras, sonríes y te vas. él ya sabe que eres así, que no estás en tu mejor día- semana-mes-año-lo que fuera- y te deja ir y mirar y sonreír. y luego, te vas. él ya sabe. entiende.
a veces, si estás de buen humor o con ganas de fingir, te sientas, o si no te apoyas en la puerta, y cuentas una, dos, tres tonteras, hablas de algo que escuchaste por ahí, o canciones o series de tv que alguno de los dos vio. a veces le cuentas de tu vida, del amor que te espera allá en lima o le preguntas por sus sueños, planes, o si tiene hambre. a veces, simplemente hablan del trabajo y otras son dos personas que no tienen mucho de qué hablar. pero ahí están.
a veces te trata demasiado bien y entiende tus altibajos y se preocupa de no herirte. o te felicita por tus (mínimos) logros para hacerte sentir mejor. como para reforzar una autoestima que no existe ni sabes dónde se perdió. a veces, como hoy, eso te molesta demasiado, porque te obliga a intentar controlar tu mal humor y tus cambios de ánimo. de bajón. a veces, como hoy, piensas que sería tanto más fácil odiar tu trabajo y dejarlo si tus compañeros no fueran tan amorosos y amables contigo. porque tú lo sabes, ellos ven que ya no eres tan eficiente como antes, tienen que ver que unos días ríes y juegas y otros no. entonces, tratan de hacerte sonreír, se preocupan por ti, saben que algo anda mal e intentan sacarte de esa maraña de pensamientos.
todos son de lo mejor y eso te hace sentir peor. porque tú no. porque todo esto te obliga a pretender estar mejor de lo que estás, even when the only thing you want to do, is cry.
anyway, this post is just to thank that guy.
la esquizofrenia del clima me supera. mi bipolaridad no soporta saber si mañana saldrá el sol o lloverá. demasiado controladora como para depender de algo más. de alguien más. y yo, no vengo con paraguas incorporado.
me estoy mojando. a veces, lluevo. a veces, me quemo de tanto sol.
pero siempre, te extraño.
demasiada inestabilidad (climática) para un sólo día. el de las malas noticias. llama, por favor.
mi pasado me persigue en forma de email. (pronúnciese í-mel, no méil). recuerdos de años locos que debería tener más que olvidados. veo rostros que me resultan fmailiares y veinte minutos después, estoy inmersa en un trip al pasado que me remueve todo. tripas, corazón y uno que otro neurotransmisor.
pero no me quito la máscara, no digo sí ni no, tan sólo me quedo callada, observando. intentando aprehenderlo todo, como si no hubiera perdido algo más que varios años y menos que inocencia. algo que me dice que yo debería estar ahí. probablemente así hubiera sido de no torcerse todo. de no torcerlo todo. desvío. aquí, por favor. a la derecha. no, a la izquierda. mejor, no se mueva.
decía que el pasado me persigue y mis errores también. exageradamente autocrítica, desventajas de nacer en medio de una familia competitiva. la más competitiva. desventajas de ser quién soy, con todo aquello que eso implica.
drama queen, exagerada. ligeramente paranoica, bastante compulsiva y un poco depresiva. excéntrica, pero a la vez conservadora. demasiado contradictoria. nunca dije que no. tampoco que sí.
era el evento de la semana y tenías que ir. obvio. te llegó una invitación para dos al cocktail de la productora de moda, con la comida de ese restobar que te gusta tanto. comida étnica, fusión, música electrónica, fotografías, videos, chicas regias y demasiados chicos guapos. todos sub 35, claro.
te encontraste con medio mundo, y a la otra mitad te la fueron presentando. sonreír aquí, sonreír allá, un par de miradas y poner cara de intelectual. fingir que te lo estás pasando bien, mientras piensas que hay demasiada gente y se acaba el sushi. escuchas atentamente, o por lo menos pretendes hacerlo, pones cara de sopesar teorías acerca de la nueva narrativa latinoamericana y piensas que el tipo ese que se las quiere dar de fotógrafo es más que un posero y que tiene menos que un maní por cerebro. patético.
sonríes, hipocritamente felicitas a los organizadores y prometes que harán algo juntos un día de estos. por dentro, piensas, primero muerta.
pero bueno, es día de public relations y pones tu cara perfecta. calibras excusas para virar, musitas un par de palabras en inglés, y te marchas a casa. demasiado cansada como para coger el teléfono y decir lo que quieres decir. lo que deberías. demasiado cansada como para hacer algo que no sea esto.
ya estás acá. ya fuiste a trabajar. ya te recibieron. dicen que te extrañaron. todos muy amables y sin embargo, aún te cuesta creerles. porque nadie "en su sano juicio" podría extrañarte. porque eres la contradicción hecha persona, un carroussel emocional, sube-baja-sube-baja-baja más.
volver implica algo más que pasar horas en un aeropuerto viendo a gringos apestosos tomar demasiadas cervezas. es más que comprar por aburrimiento en el duty free o pagar el triple por una artesanía que se ve más fina que en el mercado artesanal al que fuiste dos días atrás. volver no es sólo hacer dos maletas, ni llorar al saber que, efectivamente, te vas.
volver es, saber que no tienes idea que queires con tu vida, que te da lo mismo estar o no estar. aún no sabes en qué momento te volviste tan pragmática o tan cobarde, pero si regresas es porque te conviene, porque les conviene y tú ya estás cansada de luchar.
así que dejas que otros hagan tu maleta, que otros solucionen tus problemas de equipaje, que alguien más recoja lo que queda allá. simplemente subes a un avión, y tiemblas las tres horas de vuelo.
el resto es historia.
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y de pronto, la sangre salpicó todo alrededor y manchó algo más que cuatro paredes y poco menos que un corazón
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estoy sentada el el sillón ese que me encanta y escucho a lo lejos a mi madre charlar con mi abuela. estoy distraída, miro por la ventana y me dedico a intentar recordar cómo eran esos años cuando éramos nosotras quienes vivían en esa casa.
la casa es hermosa, grande, cuatro habitaciones, pasillos misteriosos, un jardín interior que conecta dos salas, un comedor, una terraza, dos jardínes, varios árboles, zona de servicio, entre otros.
es curioso, la casa ahora no me parece tan grande como hace quince años,pero igual me encanta, me fascina. puedo pasar horas sentada frente a la chimenea jugando a que leo algún libro pero con la mirada perdida en el fuego. extraño todode esa casa, de esos tiempos, la leche con milo, las gallletas, el cereal, ser pequeña, hermanas nuevas y aún más pequeñas, tener un papá y una mamá que aún se aman...
hoy estuve en la casa de mi infancia. fue un viaje extraño, aún más convulsionado que un santiago-lima-santiago.
(aún no estoy lista para aterrizar)
a veces es tan sencillo como decir "no quiero regresar" y que la otra persona te diga "quédate". y una sin saber qué decir. explicar motivos que ni una entiende.
a veces no es tan sencillo y sólo te queda empacar todo de nuevo y volver a empezar. no de cero, porque eso implicaría un inicio limpio, puro. empezar, con una carga pesada a cuestas, pero con ganas de querer volver. y no saber qué hacer.
a veces sabes que escribes cosas sin sentido, porque como dijiste por ahí, extrañas tu ciudad, te gustaría vivir aquí, de nuevo, pero nunca más de tres semanas.
veintiun días perfectos para recordar que te gusta de tu país... y por qué no volverías.
esta vez te quedaste una semana, lloraste, reíste, jugaste, hiciste (casi) todo lo que viniste a hacer. seis días no son nada, piensas. seis días pueden arreglar toda una vida, incluso la tuya. seis días, y ahora muchas ganas de llorar.
(te vas)
(o es que r e g r e s a s)
(matices)
cuestión de tener fe.
trackear gente a la que le has perdido el rastro. buscar agendas viejas, teléfonos, mails. y ahí están, por fin, impolutos, como siempre. esos viejos amigos de colegio, la gente que con sólo verte ya sabe qué estupidez vas a decir. esa gente que aparece en tus recuerdos, los mismos de tu primera borrachera, y la segunda, y la tercera. luego saliste del colegio, perdiste contacto, dejaste de ver a las chicas del grupo, nuevos amigos, dejaste de tomar (eso fue después).
lo bueno de ser tú, es esa habilidad para retomar contacto meses (hasta años) después y hacer como si nada hubiera pasado. como si los hubieras visto ayer. así que llamaste, intentaste juntar a todos los que alguna vez importaron y soltaste un "llegué a lima...y voy a celebrar mi cumpleaños".
ellos ya lo saben. este jueves, tú, regalos y un piñata de la kitty.
se aceptan invitados.
estoy en lima. el viaje fue algo convulsionado. de hecho, mi partida también lo fue. el avión se retrasó, horas de espera en un aeropuerto lleno de gringos apestosos que juegan cartas y toman cerveza esperando que pase el tiempo. y yo ahí, en medio de ellos, muerta de sueño, un peppermint mocha frappucino, sin crema, con demasiadas ganas de llorar. un libro acompañando la espera, para disimular que leo si es que alguien se acerca más de lo que puedo tolerar.
esto fue ayer. o esa hora límite entre la noche y la madrugada. luego buscar al taxista que me espera, ya que nadie me fue a recoger. veo mi nombre en una pizarra, para variar, el apellido mal escrito y tratar de evitar que se caigan las maletas, siempre sin éxito. dos maletas y un bolso de mano por seis días? definitivamente, este es un viaje extraño. esos que no tienen fecha de regreso. o quizás sí, pero hoy no quieres pensar en eso. aún no estás lista para asumir qué pasará. no es momento.
estás en el carro, ves la ciudad pasar y reconoces anécdotas en las esquinas. calles enteras llenas de recuerdos, calles con nombre y apellido, un rostro asociado, ganas, anécodotas y algo muy parecido a la nostalgia. te preguntas qué fue de esas personas. la mayoría también viajaron, están en otro lugar. londres, madrid, valencia, NYC, boston, canada.
y tú? dónde estás? ni aquí ni allá.
estar en lima es como ese trayecto en taxi del aeropuerto a tu casa. ves calles que te desagradan, suciedad, pobreza material y moral, mientras el taxista escucha una "radio para secretarias" con canciones que dan ganas de vomitar. however, cantas igual.
a veces, resulta confortable la seguridad de conocer esas letras, cantar canciones qe desprecias pero que sabes que las canta alguien más. alguien que también forma parte de tus memorias. lima es para ti, la seguridad de saber que aunque no te gusta, sabes dónde estás.
you can run but you can´t hide... dicen por ahí. y yo no sé si corro o no, si huyo o no, pero sí sé que en mi maleta hay tres pares de zapatos y un par de zapatillas. evidentemente, este ya no es un viaje de seis días. o sí?
no sé qué va a pasar. no sé si quiero regresar. no sé si quiero saber.
no sé...
total, ya da igual. es algo que se lleva en los genes. esto de huir como cobarde, esto de autodestruirse, esto de saber que algo no marcha bien.
me voy a lima.
regreso otro día.
no sé cuándo. mejor así, asumo.
eres un cliche ambulante. te sientes ligeramente deprimida y te dedicas a comer e ir de compras en tu break. nada inusual, pero definitivamente nocivo para tu presupuesto. sobre todo ad portas de nuevo viaje.
lima, otra vez. once and again. quizás la definitiva, no lo sé.
mientras tanto sigues comprando.
total, ya no hay nada que perder.
por ahí alguien te dijo que tu tienda favorita estaba con descuento. así que fuiste a ver y te dio un arranque, te llevaste todo lo que pudiste y lo que no podías, lo llevarás mañana. dejaste reservado y es que a veces puedes ser así. arrebatada.
te probaste la ropa una y mil veces, buscando algo que te quede bien. evidentemente, ya nada te queda tan bien como antes. efecto post depresión. demasiados helados y poco ejercicio. los kilos de más se sienten, el "rollito" también. en fin, contra eso no hay nada que hacer, y tampoco piensas dejar de comprarte lencería por culpa de un par de complejos y algo más. así que sigues comprando, rellenas con accesorios y bolsos para tapar la angustia que te da aumentar de talla de brassiere y sonríes, hablas con la vendedora un par de huevadas y terminas con esa sonrisa tan típica de tu profesión. a veces, esta mueca, este gesto forzado llega a convertirse en algo más que un hábito.
sonreír por costumbre. mueca vacía. comer por aburrimiento. comprar por ansiedad. viajar cada vez que tu casa te queda chica y la atmósfera se hace irrespirable. angustiarse cada septiembre y comprar un regalo que nunca darás.
a veces puedes ser tan predecible.
todo un cliche. como hoy, que escribes esto mientras escuchas uno de esos grupitos desconocidos y esperas que Alguien llame al cel. o que, at least, aparezca en tu mess.
cruzas los dedos, esperas. mientras, abres tus bolsas, te pruebas de nuevo, juegas.
*(pronúnciese "seeeil")
en diciembre salí del colegio. en enero me dediqué a estudiar. en febrero ingresé a la universidad. en marzo me volví tímida. en abril ya tomaba pastillas. en mayo tenía ataques de ansiedad. en junio me intenté matar. unos días en la clínica y luego me mandaron a descansar. otro país, otros amigos, otra vida. en julio cumplí dieciocho, los celebré sola y con ganas de llorar. regresé a casa, o donde creí que estaba mi hogar. agosto los pasé encerrada echada en la cama e intentando no temblar. en septiembre lo volví a intentar.
se puede estar bien un tiempo, pero esto siempre volverá. tarde o temprano, caer. demasiado pesimista y negativa, también lo sé.
aquí estoy, otra vez. siete años después.
esto nunca se acabará, lo sé.
y tú? qué hacías en 1999?
estaba aburrida, calibraba maneras de escapar de una sobremesa demasiado larga y no se me ocurrió nada mejor que llevar a mi hermana a conocer el forestal. our very own central park, digo, y ella sonríe, la misma mueca forzada que ya es seña familiar.
un paseo entretenido, un café y algo que no sé muy bien qué es.
tarde de museo, caminata larga y un chocolate y un café. el MAC estaba ahí no más, nada espectacular, pero entretiene igual. a la salida comprar algo que nos haga reír, en este caso una media nylon con forma de animal. ella una elefanta celeste llamada celestina, y yo un hippo morado llamado max. y jugar, y reír, y hablar incoherencias en voz demasiado alta. lo de antes, lo de siempre.
mostrarle lo poco que conozco de la zona, el cine, películas que hemos visto, que deberíamos ver, café, esa librería a la que preferirías no entrar. objetos de diseño, cosas utilitarias para adornar. seguimos cmainando, le cuento parte de la historia, que ya es historia, y de pronto, pum, paf, zas, se larga a llover. y tú, noe, dime dónde estás cuando más te necesito. saca tu arca, no sé, rescátame de este diluvio que me arruina algo más que el peinado y la chaqueta esa de cuero que me gusta tanto. no permitas que esta lluvia limpie el buen estado en el que me encuentro.
y aunque mi conciencia y esa voz que prefiero no escuchar diga que no puedo ser así, drama queen, reina de las inestables, yo te digo cállate y déjame disfrutar ese momento. porque estoy animada y es más de lo que merezco. y pienso prolongar este instante lo más que pueda, my friend.
hoy fue un día extraño. largo. cero ganas de empezar a resolver toda esa larga lista de pendientes, pero los deberes llaman y ahí me tienen. en medio de un almuerzo familiar, escuchando los comentarios, atenta a las novedades del trabajo, haciendo acto de presencia en esa extraña comedia que es mi familia.
luego descansar, que esta enfermedad me agota sin siquiera pensarlo, así como de casualidad. pocas posibilidades de salir, la sola idea me latea, así que derecho a la cama, previo pijama. sis #1, solidaria, se acuesta conmigo y prende el dvd. maratón de series, anuncia, y yo hago una mueca, sonrío. sarah jessica parker, todas las temporadas de sex and the city, un par de zapatos caros, mi hermana y yo.
nada podría ser mejor. no hoy.
pd: este fin de semana que viene, me voy de viaje. otra vez. obvio que ya se sabe a dónde. nada podría ser mejor. no hoy.
podrías pasar horas frente al espejo. contemplando tu cuerpo. observando cada centímetro, examinando milímetro a milímetro cada rincón de tu cuerpo. buscando defectos.
podrías mirar por horas tus manos, jugar con tu pelo. podrías mover los pies una y otra vez.
podrías pensar en qué pasó y lo que vendrá. pero en el fondo de tu ser sabes que detestas el sonido de tu voz.
si hay algo que no toleras la manera cómo modulas las palabras. en el típico tonito engreído de toda es agente que estudió contigo. ya, está bien, serás sincera. si hay algo que no soportas es saber que lo tienes todo menos voz. un tono extraño, algo forzado, sin acento definido. ese no saber qué decir, ni cuándo, ni cómo.
lo que duele, sabes, es la certeza de no tener nada interesante que decir.
ni mucho que escribir.
soso, real, como la vida misma.
lástima que la tuya sea tan aburrida.
repetitiva.
hace mucho leí que....
"The soul selects her own society
Then shuts the door"
y yo pienso en movimientos voluntarios e involuntarios
en cómo todo va por ciertos senderos, algnos trazados, otros no.
genética vs estrechez de corazón.
cansancio?
individualismo o depresión?
será cierto que, esta vez, mejoraré con una pastillita?
existen las cápsulas de la felicidad? o será la ilusión de empezar a levantar cabeza para luego erguirla y que se pueda cortar mejor
no sé si alguien
alguna vez
pueda arreglar esto
a mí
definitivamente algo raro está pasando
de regreso del trabajo, me pongo los headphones y me encierro en una burbuja virtual que me aisla del resto. una barrera protectora que me separa del resto, que no deja escuchar mis propios pensamientos. thank god, porque a esa hora de la tarde, mi cerebro anda más masoquista que de costumbre. y no es la idea torurarme con lo que pasó y lo que no pasó. menos, con lo que pasará mañana, yo me entiendo.
(tengo miedo).
decía que me aíslo, me meto en mi burbuja y miro por la ventana cómo pasa mi vida en forma de coches en medio del tráfico. parada. esperando. los death cab... resuenan en mis oídos y yo pienso.
no quiero silencio. mis pensamientos aturden y hoy, no quiero eso. hoy, alguien dijo que era bueno darse cuenta que tengo sentimientos. y yo ahí, callada, pensando. en que a veces no sé si eso sea bueno o no. porqe no me gusta sentir esto.
pienso que mis latidos se aceleran, que todo se coordina, que ciertas canciones determinan algo más que un compás a llevar. mi cobardía es una de aquellas cosas. cosas que jamás admitiría delante de alguien que no sea el espejo. así soy. obstinada, obcecada, ligeramente tonta y bastante depresiva. el orgullo se me escapa por lso poros y la pena también.
escucho esta canción y algo que no sé definir qué es empieza a recorrer por mis venas. y canto.
and i'll never admit i loved you guenivere
y lloro. suspiro despacito. definitivamente, algo tengo. depresión.
But dont you get me started now -- oh dont you get my started now
dont you get me.. dont you get me...