ella fue, es y siempre será coqueta. del tipo de mujer que nació con un espejo bajo el brazo. con un hombre guapo agarrándola del brazo. pelo castaño claro, casi rubio, liso, perfecto. siempre natural, como si se hubiera acabado de levantar. ese look calculado, le toma poco más del tiempo que ella admitiría tanto en público como en privado. pero no se queja, sonríe siempre y disimuladamente, se observa en el espejo y retoca un poco peinado y maquillaje. discretamente, eso sí, porque ella es así.

tú, a lo lejos, observas cada uno de sus movimientos, y tratas, con detenimiento, de imitar gada gesto. ella sonríe de nuevo, se sabe observada, te mira coqueta, ella lo sabe, tú también. nació para eso. curiosamente, tú también.

a veces me pasa que quiero decir algo, escribo sobre cierto suceso en particular, sobre las emociones que eso provoca y de pronto pum paf zas, estoy bloqueada. emocionalmente nublada. me faltan las palabras, se me esconde la coherencia y no puedo expresar en cuatro o cinco letras lo que mis ojos podrían decir con una mirada triste y mojada. no húmeda sino mojada. empapada de emoción.
y todo este goteo de palabras es para decir que sí, que estaba viendo televisión y vi algo que me conmovió. y no puedo compartirlo. tampoco quiero. pero sé que me otro día me gustaría hacerlo. si posteo esto para ver si el día de mañana aún recuerdo.

la canción: veneno en la piel
el grupo: radio futura
los recuerdos: una de burning y jugar a mujer fatal cuando sólo eras una pendeja de mierda

eras pequeña, lejos la menor del grupo. la más graciosa, eso sí. la mascotita, la que no tenía nada que hacer ahí, pero igual estaba. la que quería estar. mucho antes que pudieras entrar a bizarro o al nirvana. demasiado niña, decían, pero igual estabas.

dentro. cuando aún formabas parte de algo. ahí estabas, con ellos, y tú, sin saber que una o dos cervezas de más, sí harían la diferencia. tú, la misma pendeja que sólo jugaba a ser mala. la que a la fuerza, se volvió un poco más dura que ayer.

ten cuidado con el fuego, que de tanto acercarte puedes quemarte. y sí, me quemé. ahora, llevo adheridas al cuerpo, cicatrices, y uno que otro mal recuerdo. con sabor a sal, eso sí. burning canta y yo ya no tengo pena. recuerdo sí, pero si como aquello que viví lo hubiera vivido alguien más.

quizás sí fue así. alguien más. a estas alturas, nunca se sabe. al menos yo, lo sé. y tampoco quiero recordar.

esta señora mayor, linda la viejecita, tiene la idea, equivocada por cierto, que si estoy blue or even gray es por culpa del amor. o el desamor, obvio. cuestión de matices. cuestión de saber que esta linda ancianita (que moriría de saber que le dije ancianita) tiene ochentaitantos años, rubia, regia, y aún anda con tacones más altos que los que uso yo. estupenda, ella, y no concibe otras penas que no sean las de amor.

y si estoy oficialmente deprimida, y hay un papel que certifica mi condición, ella no lo entiende, se resiste y sólo musita que ya pasará. que todo esto porque el chico que ella me escogió se casa, y piensa que la que se enamoró no es ella sino yo.

lo que ella no sabe, ni en mi familia nadie, excepto lil sis #3, es que yo sí estoy enamorada, y muy bien correspondida pero de otra linda señorita. complicado, porque claro, nadie de su edad, pensamiento o condición entendería esto.

entonces, mientras daddy cuenta en el auto que la abuela piensa que si estoy deprimida es porque me enamoré de big boss, él se ríe y dice que me entiende, no sé qué de la bioquímica del cerebro, y termina diciendo que las cosas no son tan simples.

y yo me río, porque él tampoco lo sabe. y sí, cierto, las cosas no son tan simples. pero en este caso lo son.

pd; sí, estoy incoherente, tengo las ideas a mil, ligeramente acelerada, me distraigo fácilmente, pienso y ya... me fui.

y yo sólo pensaba, por favor no...
"paren el mundo que me quiero bajar"
complicados, los tiempos

pero bueno...

puntos suspensivos
suspendidos en el tiempo

nunca fui buena para escribir. menos para expresar lo que siento. seamos sinceros, no sé manejar demostraciones de afecto. las busco, las quiero, pero no sé reaccionar cuando llega el momento. por eso corro, viro, evito. porque es mil más fácil decir no sé. porque es mil más fácil decir tal vez. respuestas inciertas, siempre. dudar, quizás. fragilidad.
decía que nunca fui buena para decir la verdad. me cuesta tanto que ya ni lo intento. por eso, mejor invento. porque un personaje, un escenario, un decorado. todo eso es mucho más hermoso que lo existe en el mundo real. una cara, dos orejas, nariz, boca. y un par de ojos que todo lo ven. que todo lo juzgan, pienso. no deberías ser tan autocrítica, girl. luego me río. demasiada falsedad como para terminar el día.
ahora no escribo, escupo. expulso letras, palabras, frases sin sentido. sin corazón, pero con harto hígado. así, visceral. como un pollo muerto en la ventana. pudriéndose al sol.
linda imagen, girl. siempre tú tan tierna. al menos, nadie puede decir que no eres sicnera. siempre probando a la gente, obligándolos a irse. probando sus límites para poder decir "te lo dije" cuando anuncien su partida. profecía autocumplida. la manera más triste de tener la razón.
pero bueno, bah, no importa. después de todo, siempre queda decir "ya sabía". lástima que cuando eso suceda, no tenga sa nadie a tu alrededor para que sepa que ya sabías.
perdiste, girl. y si no, estás a punto de hacerlo.
sí, ya sé.
ya lo sabías.

hoy, todas mis letras son para ti.
-todas-
que lo pases muy bien en este tu día.
-tu día-
feliz cumpleaños.
-feliz-

(fiesta!)

acaba de llamar mi viejo. está en lima, sabías? dos llamadas diarias para controlar que no me haya suicidado. o por lo menos, que logre levantarme de la cama y tomar esa -mágica- pastilla. regresan mañana. él, su mujer, y mi hermanastra. todos muy amorosos, llaman mañana y noche, preguntando por mí, cómo voy, si me siento así o asá, etc. el viaje ya estaba programado para cuando enfermé. demasiado tarde para cancelar. ahora, pienso, deben estar aterrados. pensando en qué encontraran a su regreso.

yo estoy bien. bueno, en realidad no, pero lo intento. todos los días tomo mi pastilla y hago el esfuerzo. jueves, viernes, sábado, muy bien. domingo, empiezo a decaer. lunes, no logro levantarme de la cama. hoy, martes, me esfuerzo, lo intento, lo logro. me levanto de la cama y salgo a comprar. las cinco cuadras más largas de mi vida. pero, por fin, llego al santa isabel, y compro coke light para ver si me despierto.

regresando al departamento, dos llamadas. sucesivas. primero, mi abuela. luego, mi padre. todos peocupados, yo falseando la voz, fingiendo estar mejor. aparentando un (falso) optimismo. inventando planes inexistentes para que se dejen de preguntar. sólo quiero dormir y estar en paz.

por fin se acaba este feriado largo y mañana tendré que madrugar. para ir a trabajar. siempre fui de lo más responsable. así que si debo ir, allá estaré. y si me preguntara alguien, diré que no acepté la licencia que me sugirió el doctor. porque, mal que mal, es ese maldito trabajo el que me obliga a levantarme cada mañana. eso o nada. y la nada me asusta. así que sigo haciendo un esfuerzo sobrehumano y voy a trabajar. lo que sea para no dejarme caer sin luchar. depresiva funcional. demasiado orgullosa como para dejarme vencer por este agujero negro que me va tragando el pecho.

hace calor, no puedo dormir. las persianas no llegan a cubrir del todo la luz del sol. el día empezó hace rato para el resto del mundo y yo sigo aquí, tirada, en cama. echada, mirando el techo, pensando en cómo mierda pasó esto. al fondo suenan voces en un idioma que conozco, y asumo que es hora de tomar un baño. ya han pasado dos días, sabes.

detesto estos cambios de humor, no saber qué va a pasar en dos horas o tres y cómo afectará lo que siento. porque todo puede ir bien y de pronto yo ahí, llorando. o al revés. porque carezco de toda lógica y ya no intento entenderlo. manejarlo, sí, siempre, porque me angustia pensar que en dos horas puedo ser la más feliz o infeliz del universo. sin motivo aparente. sólo las ganas de llorar, y el miedo.

jueves, viernes y sábado, muy bien. saliste con amigos, miles de planes, ganas, ideas sueltas. pasarlo bien, esa es la consigna. el domingo poco a poco decae el entusiasmo. se me escapan las ganas de atender el teléfono, sueño, ganas de descansar, apaguen la luz que se me cierran los ojos.

lunes, mejor ni hablar. lunes, hoy, aquí, ahora. despertar a mediodía, levantarse tipo 3pm. ver televisión, dejar sonar y sonar el celular, que hoy me escondo y el mundo puede continuar. por fin, 7pm me baño. reviso mi mail, intento establecer uno que otro puente con un mundo que hoy me parece hostil, amenazante. una estupidez, lo sé. pero vaya usted a decirle eso a mis miedos, a mi cerebro.

la depresión es así, yo no. por eso, sigo luchando. o al menos, lo intento.

hoy es un día asquerosamente shiny. tanto que cuesta creérselo. la primavera ya llegó, el verano se nos viene encima y yo aquí, muerta de calor. sonriendo. porque el cielo es celeste, desde mi ventana se ve verde y todo parece ir, demasiado bien.
mi lado b, paranoia con patas, se pone en alerta, algo malo debe pasar que ahora todo sale bien, pero nada, tú sigues, lo acallas, y sigues feliz, disfrutando residuos de ayer.
anoche, como siempre, te encontraste con tus amigos. juergues de happy hour, siempre la misma gente, siempre la misma tú. pero ayer fue distinto, fue especial, emotivo. fuiste aún más sincera que siempre y dijiste, uno, dos, tres, cuatro, pienso esto. porque sí. y ella, mm dijo yo también. él, dvg, se sumó a la idea y fue así como nació esta definición que encaja perfecto en algún lugar de tu cerebro.
porque de acá a diez, quince, veinte años, esperas que se sigan viendo. y algo dentro de ti, sabe que sí. ellos son, ellos saben que son. tu familia urbana. esos que están ahí. tus friends, tus sex & the city, tus bridget jones. lo que quieras, tú sabes que sobran las palabras y que ayer, cuando los necesitaste, estaban ahí.
ellos no lo saben, o quizás sí, pero es gracias a ellos que hoy soy feliz.

september eleventh
esa fecha grabada
en nuestro inconsciente
colectivo
cada uno
distintas razones

pero ahí está
como yo
hoy

torre norte
torre sur
colisión

me desplomo
humo negro
me siento caer

mientras allá afuera
el mundo
sigue grabando

lo bueno, no es lo que el doctor creía. lo malo, parece que es lo que yo temía. pero bueno, esas cosas pasan, shit happens como dirían los gringos y no queda más que aperrar. poner tu mejor cara, esa sonrisa tan típica de la profesión y seguir adelante. disimular, esa es la consigna. por eso el blog, para descargar todo aquello que jamás soltaría en mi vida cotidiana. porque claro, nunca fue bien visto andarse quejando por ahí. y mucho menos lloriqueando. no soy así. no quiero serlo.

en cambio acá, en my very own matadero clandestino, francamente me importa un bledo si agrado o no. por eso no admito comentarios. no mucho que perder, i guess. o quizás sí, una nunca sabe.
nunca se sabe. pero bueno.

decía que estoy un poco mejor. o menos mal, para ser exacta. pero se hace el esfuerzo. ya van cuatro días de medicación y francamente, sí ayuda. cuatro eternos días donde no lloro, apenas mareos, pero eso puedo soportarlo. los dolores de cabeza cada vez más espaciados y yo sigo pensando. en qué? jamás lo admitiría en voz alta, pero sigo ahí, pensando, leyendo.
esperando.
ya es hora, creo.
mejor lo dejamos aquí.

hoy es el primer día del resto de mi vida

ella mira sus manos con pena. y con algo de curiosidad. mira esos dedos pequeños, algo rechonchos, nunca le gustaron la forma ni el color. demasiado pálidos, cree, casi grises, amarillo-verdosos, siempre tan crítica como en todo.
ve la forma irregular de las uñas. el esmalte descascarado. sólo brillo, porque es de esas chicas que jamás se pintarían las uñas de rojo. a lo más, manicure francesa, siempre ella tan discreta.
se mira las manos con curiosidad, con asombro, como si fuera la primera vez que las contempla. las toca, las frota, acerca los ojos y se detiene en las palmas. busca líneas, imaginándose el significado de tal o cual raya. están suaves, al menos eso no ha cambiado, piensa.
marcas, cicatrices, busca algo, lo que sea, que le indique que esas manos le pertenecen. busca alguna seña que le recuerde qué pasó, dónde, con quién.
mira sus manos y no las siente propias, no reconoce esa cicatriz en el pulgar y se pregunta qué pasó con las uñas. esas uñas que cuando chica las llevaba tan cortas que casi ni se veían. luego, las uñas largas, cuidadosamente pintadas. hoy no están, en su lugar unas uñas feas, pálidas, tristes, apagadas.
igual que ella, piensa y así cómo empezó, de la nada, deja de mirarse las manos.
deja de mirarse las manos y escribe este post.