podrías pasar horas frente al espejo. contemplando tu cuerpo. observando cada centímetro, examinando milímetro a milímetro cada rincón de tu cuerpo. buscando defectos.
podrías mirar por horas tus manos, jugar con tu pelo. podrías mover los pies una y otra vez.
podrías pensar en qué pasó y lo que vendrá. pero en el fondo de tu ser sabes que detestas el sonido de tu voz.
si hay algo que no toleras la manera cómo modulas las palabras. en el típico tonito engreído de toda es agente que estudió contigo. ya, está bien, serás sincera. si hay algo que no soportas es saber que lo tienes todo menos voz. un tono extraño, algo forzado, sin acento definido. ese no saber qué decir, ni cuándo, ni cómo.
lo que duele, sabes, es la certeza de no tener nada interesante que decir.
ni mucho que escribir.
soso, real, como la vida misma.
lástima que la tuya sea tan aburrida.
repetitiva.