hace calor, no puedo dormir. las persianas no llegan a cubrir del todo la luz del sol. el día empezó hace rato para el resto del mundo y yo sigo aquí, tirada, en cama. echada, mirando el techo, pensando en cómo mierda pasó esto. al fondo suenan voces en un idioma que conozco, y asumo que es hora de tomar un baño. ya han pasado dos días, sabes.

detesto estos cambios de humor, no saber qué va a pasar en dos horas o tres y cómo afectará lo que siento. porque todo puede ir bien y de pronto yo ahí, llorando. o al revés. porque carezco de toda lógica y ya no intento entenderlo. manejarlo, sí, siempre, porque me angustia pensar que en dos horas puedo ser la más feliz o infeliz del universo. sin motivo aparente. sólo las ganas de llorar, y el miedo.

jueves, viernes y sábado, muy bien. saliste con amigos, miles de planes, ganas, ideas sueltas. pasarlo bien, esa es la consigna. el domingo poco a poco decae el entusiasmo. se me escapan las ganas de atender el teléfono, sueño, ganas de descansar, apaguen la luz que se me cierran los ojos.

lunes, mejor ni hablar. lunes, hoy, aquí, ahora. despertar a mediodía, levantarse tipo 3pm. ver televisión, dejar sonar y sonar el celular, que hoy me escondo y el mundo puede continuar. por fin, 7pm me baño. reviso mi mail, intento establecer uno que otro puente con un mundo que hoy me parece hostil, amenazante. una estupidez, lo sé. pero vaya usted a decirle eso a mis miedos, a mi cerebro.

la depresión es así, yo no. por eso, sigo luchando. o al menos, lo intento.