todos los días suena la alarma del celular quince minutos antes de lo que debiera. la apago y sigo durmiendo. doy vueltas en la cama por algunos minutos y quince minutos después, otra vez. beep-beep. recién ahí me desperezo, lo pienso otros cinco minutos y me levanto. me despierto muy temprano, y sin embargo, no me levanto si no hasta treinta minutos después, con suerte poco más de veinte.
me lavo la boca, la cara, me baño. el pelo nunca, el pelo la noche anterior y en la mañana siempre es levantarse mucho más temprano a alisarlo. madrugo para arreglarme el pelo, y sin embargo, nunca se ve liso ni arreglado.
me visto, arreglo mi bolso, voy a la cocina y tomo mi pastilla con agua con limón o si encuentro, una sprite zero. la pastilla es para no comer, y sin embargo, a media tarde, siempre como algo. un chocolate, un café, algo que reemplace al almuerzo.
antes de salir, siempre prendo el pc y reviso mi correo. no sé para qué, si llegando a la oficina es lo primero que haré, pero bueno. de paso, reviso un par de blogs en los que nunca comento. a saber, dos peruanos, uno español y uno expatriado. jamás comentaría, lo sé, y sin embargo paso por ahí, porque presiento que igual sabrán que estuve ahí, perdida entre letras ajenas, entre cosas que se inventan por llenar unos pixeles de menos y unos pixeles de más.
todos los días es la misma rutina, los mismos actos complejos que de tanto hacerlos se transforman en parte del rito. en esta inserción al mundo que incluye una que otra canción y ver siempre al mismo hombre del metro. me sonríe, le sonrío y sé que ambos pensamos lo mismo: "ufff...alivio, no estoy tarde, ahí va el/ella que siempre sale a la misma hora que yo".
hoy no lo veré, y sé que es porque estaré tarde. y eso? por estar escribiendo esto.
en días como hoy, me dan unas ganas enormes de romper la rutina, quebrar uno que otro rito y hacer algo completamente diferente, distinto. como ir en dirección contraria y no insertarme en el mundo a la hora indicada.
y eso por qué?
porque hoy, aquí y ahora, amanecí otra.
mañana ya seré la misma.
eso me temo.