nunca me impresionó demasiado. a los trece quizás sí, luego ya no. digamos que se olvidan las notas, los acordes, otras voces que ocupan su lugar. christina nunca me impactó hasta que vi a mv tocando una guitarra y cantando que con una buena mano también se puede perder. y bueno, mv se parecía, cantaba igual, tenía ese aire de estar fuera de lugar. como buscando algo que no sabes si tarde o temprano va a llegar. mv cantaba, yo escuchaba con atención y pensaba que me hubiera gustado ser así. hace mucho no pensaba en mv. qué será de su vida? seguirá ardiendo?
pero hoy no quiero hablar de mv sino de christina. de la misma rosenvinge que canta despacito y musita sus penas en inglés. esa misma que mi m adora y que me enseñó a apreciar. porque sí, porque tiene una voz suave, por sus letras de chica de apariencia frágil que canta sobre el desamor, porque es la mujer de ray loriga, porque es su musa, la de las uñas largas y rojas y una boca color rojo puta que tiempo antes llamó la atención de una tal sara. porque esa historia siempre me fascinó. porque ver tus ojos, escuchar tu voz, porque el tono que le pones a tu voz cuando hablas de sara y christina bien vale la pena cualquier canción. no importa que intente imitar a mi teresa iturrióz.
decía que christina nunca me llamó la atención. pero hoy resonaba green room en mi mp3 y una frase me mató. y pensé que si ella canta despacito, suave, es porque esa pena siempre está.
la pena, el miedo, el abandono. cierta tristeza en sus ojos. y es ahí donde te veo en un espejo. donde me identifico y mi imagen se cruza con tu reflejo. y busqué la letra, y la historia y me encontré con su foto. o quizás sea más apropiado decir que su foto me encontró.
the lovers that she trusted go away...