hay gente que no debería estar sola. y yo soy una de esas. porque esas cuatro paredes, sin nada más que tú y tu soledad, sólo logran magnificar todo aquello que está mal. y verte a ti, y tus defectos, en lente de aumento, no puede ser bueno. no hoy, al menos.
todo terminó como antes, como nunca más debía terminar.
dolor de corazón, de pancita, tremendo agujero negro en el pecho. y tú parada, te doblas, pidiendo perdón, al final en el suelo, suplicando, siempre de rodillas, expulsándolo todo, odiándote un poco más que ayer y algo menos que mañana.
ya es hora de enfrentarlo, cuando dije que nunca más lo haría, mentí. ciertas cosas no se pueden controlar. y mi relación con la comida es una de ellas.
y si te preguntas qué me pasa, te diré, sí, me jode, porque tenías razón, soy una inmadura de mierda. y curiosamente, hoy amanecí en ese lugar del que huí. donde me prometí nunca más estar.
por favor, que alguien me saque de acá.
yo ya no puedo.